Bécquer

De aldea en aldea...
2/11/11
José Ángel de Miguel Pérez
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Ahora va a resultar que la figura que nos va sacar de pobres es la de Bécquer, el poeta más tapado de los tres ( los otros dos, Machado y Gerardo Diego) , y a la que quizás no se le ha prestado la atención que requería. Probablemente no ha habido ocasión. Digo esto por que el pasado lunes la respuesta por parte del público respecto a los actos programados para la noche de las ánimas, superó todas las expectativas    ¡Madre de Dios, cuánta gente! La bajada por la Calle Real camino al Sotoplaya podría recordar la mejor bajada de un Lunes de Bailas. Lo más curioso era comprobar como la marea de gente atraía, cual imán, a todo aquel que se encontraba a su paso hasta desembocar en el margen del Duero, donde el fuego fatuo de una señora hoguera, esperaba a modo de cicerone, dando cobijo y calor en el reencuentro con la Leyenda.

 

Está claro, que como esto cuaje, tenemos un día más de fiesta. Una fiesta, que además, sólo se puede celebrar en toda su esencia, como diría un “picapleitos”, en el lugar de los hechos. Un privilegio éste que solamente posee la ciudad de Soria al tener los mimbres del asunto: un escenario único, la historia y la sensibilidad del autor, la tradición del texto , una ciudadanía, que visto lo visto el lunes, ha acogido con gusto la propuesta, y sobre todo un grupo de personas, todas ellas ligadas a las tablas de un escenario y al mundo de la cultura en general, que desde hace muchos años, de manera doméstica e íntima, han mantenido la llama de las ánimas con el romanticismo propio de Bécquer, y que han sido los artífices de esta empresa. Ahora, como ha sucedido en otros lugares, como Teruel, con las bodas de Isabel de Segura ; Oña, con el Cronicón ; o el propio Garray, con las escenificaciones de las guerras entre Numantinos y Romanos, es el momento de plantearse lo importante del asunto, no sólo para estrechar lazos con el poeta, al que teníamos un tanto olvidado, sino para utilizar el asunto como un reclamo turístico que propicie un impulso en lo económico, en una época del año que es muy de Soria. Ahora sólo queda esperar, que fragüe la iniciativa, que no se quede en aguas de borrajas y  cuanto menos permanezca con  la magia, la sensibilidad y el romanticismo de la pasada noche de ánimas.  Tan sólo esperar , eso sí, como suele ocurrir en estos casos, que la jauría de lobos, que a buen seguro estarán al acecho, no jodan la marrana.

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