Llamando a Concejo.

De aldea en aldea...
22/1/14
José Ángel de Miguel
5.262
0

De vez en cuando viene bien echar un vistazo a la historia para saber de dónde venimos y determinar el camino hacia el lugar al que nos dirigimos. Para esa labor el arte, y en particular la arquitectura, son el instrumento perfecto de cara a encontrar las respuestas que se están buscando, o por lo menos ayudan a repensar lo que nos está sucediendo. Cuando visito un pueblo hay dos lugares por los que siento especial curiosidad y a los que acudo de manera inconsciente, es como si una fuerza telúrica me llevara para reencontrarme con algo muy personal. El primero es la iglesia ( a pesar de mi agnosticismo), y el segundo el lavadero. Y de las primeras, en particular, las que poseen un pórtico a donde el común del pueblo se reunía para solucionar sus cuitas : Pastos, hacenderas, deslindes, roturas, acequias, caminos.... Respecto a los lavaderos, todos. No sólo por ser un sitio donde se lavaba la ropa, si no por ser también un lugar de reunión, especialmente de las mujeres, donde se constituía un foro para enderezar los hilos que manejaban una sociedad rural dejada, paradójicamente, de la mano de dios.

El pasado fin de semana me paseé por el sur de la provincia  y por el norte de Guadalajara, concretamente por las Tierras de Atienza, para reencontrarme con el espíritu de esos Concejos cuyo centro de operaciones lo ubicaban en los pórticos románicos de las iglesias. Alguna vez leí que “ los pórticos Románicos constituyen un ejemplo vivo de la personalidad de un pueblo y su espíritu de libertad en contraste con una sociedad mayoritariamente feudal” (arteguía.com). Con esta reflexión me quedo. Hoy en día, época de democracias modernas y evolucionadas, nos sorprendemos, para bien (y para mal los feudales)  de los logros que puede conseguir el pueblo unido frente al poder imperante. De esos concejos vienen los movimientos asamblearios de ahora y lo que pueda quedar de los llamados Concejos Abiertos después de la entrada en vigor de la reforma de las bases del régimen local. Aún con todo aun siento el fantasma de la campana llamando a Concejo. 

Comentarios