Seguimos de carnaval.

De aldea en aldea...
26/2/14
José Ángel de Miguel Pérez
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25 de Febrero de 1983 es la fecha y treinta y un años el dato. El Estatuto de Autonomía fue aprobado por ley orgánica en las Cortes Generales. Ya, desde un principio, la norma  empezó cojeando debido a que el ámbito territorial no estaba del todo delimitado ya que Segovia se desmarcó del proyecto. Esto duró poco, el 1 de Marzo, unos días después, por el ordeno y mando que permite el artículo 144 de la Constitución, los Segovianos entraron en el redil. Esto es lo de menos, de hecho ya no se ha vuelto a hablar del asunto.  Es esta una fecha que los Castellanos y Leoneses no la tenemos interiorizada y tampoco la hemos hablado mucho; de hecho a la mayoría de la gente lo de las autonomías es como si le viniera de rebote sin saber muy bien lo que significa, circunscribiendo la idea a un aspecto estrictamente identitario al que no se le ve salida alguna por ninguna parte, prescindiendo y aislando la verdadera razón de ser de los Estatutos como es la eficacia en la gestión de la peculiaridad en aras a un beneficio tangible y provechoso. 

En la actualidad la mayoría de los Estatutos de Autonomía son como esos electrodomésticos que te regalan el día de la Boda o el día de Reyes y que por no leerte las instrucciones no sabes el rendimiento pleno que puedes sacar del artilugio, llegando a inutilizarlo por pura comodidad y falta de practicidad. Craso error. Como el resto de instituciones estatales las Comunidades Autónomas también capean con su particular crisis avalando la caducidad del sistema político que surgió de la “modélica Transición” ( o como definió Eslava Galán: “ la modélica transacción”). Urge un nuevo planteamiento, un nuevo proyecto constituyente que actualice los pilares básicos del estado huyendo de los anacronismos casposos que poco a poco van introduciendo con el embudo político del miedo. El problema , y muy gordo, es quién le pone el cascabel al gato. La prueba la tenemos en que estos días se está desarrollando el Debate del Estado de la Nación donde el centralismo fagocitador disipa cualquier planteamiento autonómico. Mañana, Jueves Lardero, seguimos con el carnaval.

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