Estampas Otoñales

De aldea en aldea...
30/11/11
José Ángel de Miguel Pérez
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La tarde era fría, pero no demasiado. Es lo que por estas tierras podría calificarse como fresca. Viernes vespertino. El trasiego de gentes por el Collado era superior al  de un día normal de “entresemana”. Como en la película de Juan Antonio Bardem , Calle Mayor, el ambiente provinciano se respiraba en cada metro que se paseaba sobre el enlosado suelto de la principal arteria de la ciudad. Rompiendo el habitual aburrimiento que reflejaba la Calle, el Casino, (un espacio que ha sabido amoldarse, en estos últimos años, a las necesidades culturales e intelectuales de la ciudad sin perder la esencia de tiempos pasados, convirtiéndose en un foro imprescindible y aséptico para el ejercicio de las diversas expresiones) donde en su puerta principal se observaba como la progresía soriana, al igual que en las salidas de misa, comentaban la conferencia ofrecida por Willie Toledo. 

 

Unos cincuenta metros más arriba, y unos minutos después, en la plaza de San Esteban, se produjo una escena que bien podría haberse retratado en esas fotografías que forman parte de las pretenciosas exposiciones que se programan en el Banco de España. Se celebraba, es un decir, el Día Internacional contra la Violencia Machista; un grupo de mujeres, con el atrezzo crudo de cincuenta y cuatro máscaras, micrófono en mano, leían un manifiesto honrando la memoria de otras tantas asesinadas a mano de sus parejas, con la sana intención de sensibilizar al personal ante este grave problema. Interrumpiendo el alegato, más por dejadez que por intención, los cánticos desafinados,  descompasados e inconscientes  de la “ tuna  adolescente” , que por estas fechas y otras tantas más, tienen a bien en “deleitarnos” el paseo otoñal por el centro de la ciudad. En esta ocasión, la comitiva imprudente de capas negras, enmudeció a las congregadas. Días antes, los que enmudecimos fuimos todos aquellos que conocimos, a través de diversos informes, la tendencia machista de nuestros y nuestras adolescentes. Curiosa coincidencia.

Mas abajo, enfrente de la taberna de Pepe Lázaro, confundido definitivamente con el paisaje, Vitali amenizaba con su acordeón el paseo de un viernes de Noviembre, que por momentos escapó a su tedio habitual ante estas estampas otoñales, mientras la mayoría de los transeúntes, absortos en lo metafísico de su paseo, hacían mutis por el foro.

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