Agua y aceite.

De aldea en aldea...
4/4/12
José Ángel de Miguel Pérez
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Hace unos días recibí, vía buzoneo,  el folleto que anunciaba la Semana Santa de Soria. El lema elegido para esta edición es significativo “ Sobria, Austera, Devocional, típicamente Castellana”. Desde el sábado pasado, con el pregón,  hasta el Domingo de Resurrección, las calles e iglesias de la capital se convierten en el marco donde las cofradías penitenciales procesionan a sus imágenes entre fervor y tradición,  dando un toque distinto al ambiente que respiramos en el día a día. Como todos los actos festivos que se celebran en estos tiempos, la Semana Santa , también se ve prostituida por otros intereses, convirtiendo lo que en esencia, para los creyentes, es un periodo de reflexión, ayuno y demás milongas, en un puro espectáculo y por tanto una excusa inmejorable para captar los dineros del  turisteo. Como debe ser. Hace unas décadas, recuerdo entre incredulidad, temor y superstición, como se nos imponía vigilias gastronómicas y  restricciones en lo lúdico festivo. Verdaderamente eran semanas santas de blanco y negro, promesas, mantillas, torrijas, limonadas y mucho congrio con patatas. Era una época en la que las formas, las liturgias, tenían un peso muy grande en la sociedad; ahora también, pero de una manera bien distinta. En los tiempos de hoy las formas son impuestas a golpe de  consumo y antes no quedaba más remedio que amoldarse a esas formas. Por poner un ejemplo, en la semana santa de 1972 el Sorteo de los Jurados de Cuadrilla que coincidía con el Sábado Santo, se adelantó al sábado anterior con el fin de respetar el espíritu cuaresmero.

Hoy no sorprende, ni a los beatorros más ortodoxos, que la Banda Municipal de Soria por la mañana esté interpretando marchas procesionales en un ambiente de fe y vigilia, y por la tarde acompañe, como ha sucedido en otras ocasiones, a ritmo de Sanjuaneras, a los futuros Jurados de Cuadrilla en su primer pasacalles (quizás me equivoque); o que la cuaresma, exponente de ayuno, se la despida, también el Sábado Santo, para alegría del cuerpo y del espíritu, con una Torrenada comunal para dar a conocer la marca de garantía del Torrenillo de Soria. El caso es que a mí estos asuntos me dan igual, pero hay que reconocer que es como ligar el agua con el aceite. Como ver al Señor Alcalde de una capital de provincias procesionando como proleta en la manifa de la huelga general. “Semana Santa Soriana sobria, austera… y punto”. 

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