Augurios
Está claro que el PP está implantando su catecismo a través de la varita mágica que le proporciona el Parlamento. No contentos con las anteriores reformas, de tintes neoliberales y confiscatorios, los populares , probablemente presionados por sus lobbies y sus creencias Patricias, han logrado lo que la teoría de la relatividad no ha conseguido: Volver al pasado. Y todo ello sin recurrir a armatostes como los que ideó el profético Julio Verne. Ahí tenemos la reciente Ley de la enseñanza, donde la religión ( católica, por supuesto) vuelve a navegar plácidamente por las aguas de este Estado aconfesional, en donde parece ser más importante el conocimiento de los mandamientos de la Santa Madre Iglesia que el conocer los derechos fundamentales y deberes públicos, o el propio funcionamiento de las instituciones básicas que deben regir los designios de un Estado Social, Democrático y de Derecho; amén de otros contenidos educativos de dudosa eficacia.
Y no digamos de la Reforma del Régimen Local que con la excusa de los recortes, las Diputaciones, esas entidades que la Constitución ni tan siquiera reconoce su carácter obligatorio, se disponen a dejar en el ostracismo a todos los municipios de menos de veinte mil habitantes. Lo curioso con todo esto, y no es menos importante, es que se actúa en detrimento de los principios democráticos directos, quebrando el principio constitucional de la autonomía local. El cauce de elección de los diputados provinciales, sabido es, que no se hace directamente por el pueblo como en el ámbito municipal, siendo los partidos políticos con representación mayoritaria y proporcional en los municipios, los que designan a los candidatos. Es lo que podríamos denominar democracia ad hoc, una variante de la partitocracia en la que naufragamos. Así no es de extrañar que el Señor Pardo, a la sazón Presidente de la Diputación de Soria se encuentre exultante. Los augurios le son favorables. Por cierto, mis congratulaciones por la socialización de Puertas Normas. Ver para creer.