Después no fue para tanto.

De aldea en aldea...
15/5/13
José Ángel de Miguel Pérez
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Yo fui un niño que estudió la EGB, que merendaba bocadillos de matanza viendo Un Globo, Dos Globos y Tres Globos, y que de manera obligatoria tuve que hacer la Primera Comunión ( y una de las últimas) en una sociedad confesional que transitaba por un escenario de cambio de chaquetas. Fue la época en la que estas liturgias empezaron a perder la religiosidad intrínseca, transformando la esencia de las mismas en actos rito festivos de carácter tradicional. Dicho de otro modo, la tradición empezó a imponerse a la religión. Recuerdo, que de mi promoción catecumenal,  apenas  dos niños tomaron el cuerpo de Cristo vestiditos de marineritos. Yo estuve a punto, ya que mi padrino era un entusiasta de las películas bélicas españolas y en especial de la versión de Cateto a Babor que protagonizó José Luis Ozores. Contrariado el Padrino, se impuso el criterio de mi madre y comulgué, como el resto de mis compañeros, de “calle”. Si me hubiesen tenido en cuenta, de manera honrosa habría lucido el uniforme del Botones Sacarino, personaje, que junto al incomprendido Rompetechos, me acompañaban en los momentos preconciliares del sueño.

Uno de los regalos que aún conservo es la Biblia Ilustrada con la que nos obsequió el colegio. De las historias que se narran una de la que más me impactó fue la de Josué y la Tierra Prometida, la tierra en la que manaba leche y miel, y por la que lucharon los Israelitas en un éxodo calamitoso. Después no fue para tanto.

Salvando las distancias algo similar sufrimos los sorianos, un peregrinar por una tierra en la que continuamente se nos promete el oro y el moro, y al tiempo caemos en la decepción que provoca el incumplimiento de la promesa. Humos que llegan muy lejos y que en ocasiones nos han permitido ver al genio de la lámpara. Les cuento algunos ejemplos: La CMA, la A-15, La Autovía del Duero, las macro clínicas de Santa María de Huerta y el Burgo de Osma, Puertas Norma…..Como en la comunión, después no fue para tanto.

Rectificar.

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8/5/13
José Ángel de Miguel Pérez
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Rectificar, dicen,   que es de Sabios. No es muy habitual que esto suceda desde las instancias administrativas, más dadas a posiciones recalcitrantes y al ordeno y mando. El pasado Viernes la Junta de Castilla y León comunicó su decisión de no derribar el Puente de cinco ojos sobre el Río Cidacos en la travesía del pueblo serrano del Villar del Río. Una muy buena noticia, primero por qué  se mantiene un elemento arquitectónico singular que pone en valor un espacio urbanístico típico de la sierra soriana, en una zona, ésta, donde el patrimonio debe ser uno de los principales señuelos para que el turismo, por fin, sea el motor que dinamice la zona; segundo, y más en los tiempos que vivimos, por la sensación de acercamiento y accesibilidad entre administración y administrados, teniendo éstos, la clara convicción de que sus reivindicaciones no han caído en saco roto; y tercero, por qué uno de los elementos de identidad del pueblo no se lo han llevado las aguas del olvido. En este caso, como en muchos otros, el mantener una seña de identidad es más importante que la practicidad material del asunto, ya que se refuerza el arraigo y revitaliza la idea de pueblo. Una idea que debe tener su fundamento en la cultura tradicional, esa que ha forjado una idiosincrasia que se tambalea por falta de aplicación y que debe ser el referente a tener en cuenta en la búsqueda del norte que hemos perdido como sociedad, y en su medida, a nivel individual.

Muchos achacan está rectificación a un milagro de la Santa Filomena, muy venerada en el pueblo, o incluso a la intercesión de la Virgen del Vado, la cual, según la creencia popular, también utilizó el puente en cuestión para darse a conocer y meter al personal en vereda. Me consta que se les ha rezado mucho, aunque bajo mi humilde opinión, más allá de milagrería, lo que creo que ha imperado en este caso ha sido el sentido común, tan falto en estos tiempos. Albricias.

Hay que tener cuajo.

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1/5/13
José Ángel de Miguel Pérez
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Hoy tengo la sensación de ser un auténtico idiota. No es por qué realmente lo sea sino por cómo me tratan desde determinadas instancias. Un Presidente de Gobierno responsable de una serie de políticas que han derivado en pérdidas de derechos, distanciamiento entre las clases sociales, desmantelamiento del Estado Social y llevar  el desempleo a cotas estratosféricas, no puede tratar a sus ciudadanos como vasallos aborregados pidiéndoles paciencia en tono de cabreo por poner en duda las medidas salvadoras que el mismo desconoce. ¡Pero si somos unos santos! ¿De quién se están riendo? ¿ Esto es lo que se prometió en el programa electoral? Hay que tener Cuajo.

Por otro lado la Junta de Castilla y León también debe entender que soy idiota y me chupo el dedo. ¿Pues no va a paralizar las obras de la CMA? Con la guerra que han dado, la idea megalómana se va a quedar como residencia patria de la cigüeña común . Otra inversión que se va por el desagüe de la desvergüenza y la falta de eficiencia y eficacia ¿ Ahora se dan cuenta que lo de la CMA era humo de sarmiento quemado? ¿ se acuerdan de la interrupción temporal del matrimonio de la infanta? Pues eso, lo mismo. Mientras, el pueblo, al que creen idiota, a tragar. Lo de las responsabilidades políticas es cosa de otros. Hay que tener Cuajo.

 

Luego está lo del “figura”, ganador del cartel anunciador de las Fiestas de San Juan. Un plagio en toda regla. A mí, personalmente, este asunto no me sorprende en esta sociedad dopada donde Rinconetes y Cortadillos tienen que sobrevivir. Más allá de la desvergüenza del pícaro, a quien han “pillao” con el carrito del “ helao”, lo que me llama la atención es que el Ayuntamiento, mecenas del concurso, mantenga, para escarnio del ganador, el plagio del cartel. A ver si por rectificar por una vez y bajarnos del burro de la prepotencia que otorga el mando nos va a entrar un sarpullido. Hay que tener Cuajo.

(Tener Cuajo: Doctrina existencialista imperante en la clase política española exportada a otras esferas de la sociedad)

23 de Abril.

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24/4/13
José Ángel de Miguel Pérez
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El veintitrés de abril, probablemente, sea una de las fechas en la que más acontecimientos se conmemoran: La  muerte de Cervantes, la  muerte de Shakespeare, la Batalla de Villalar  y el día de San Jorge o  Sant Jordi, dependiendo del ámbito territorial de celebración. De todo esto nuestra paganía ha logrado reinterpretarlo hasta el punto de convertirlo en un referente anual: El Día de las Letras españolas, el Día del Libro, el Día de la Rosa, el Día de Aragón y el Día de Castilla y León.

 

En lo que nos concierne a los sorianos lo único que tenemos que decir es que  lo del día de la comunidad lo celebramos por imperativo legal, sin ninguna gana y menos boato; exagerando, podría decir que tenemos esta fiesta por castigo. Muchos aprovecharon el día de ayer para ir de compras a Logroño y de paso llenar el depósito gasolina, y algunos jóvenes, por eso de la cercanía, prefirieron celebrar el día de Castilla y León en Zaragoza, cuya programación cultural al efecto (Día de Aragón) era más atrayente. En una ocasión le pregunté al Celestino de Cuevas de Ayllón por el día de la comunidad, que qué opinaba. La respuesta fue rotunda: “ ahora, a esos, también se los habrían cargao….por terroristas”. Lo cierto es que lo de la identidad Castellano y Leonesa en Soria no está asumida, primero por qué no se trabaja lo suficiente desde las escuelas, segundo por la sensación de abandono, desconsideración y discriminación que se percibe desde las instancias autonómicas, que en vez de tender puentes lo que hacen es derribarlos y tercero por una falta de arraigo con el marco territorial impuesto. Así no es de extrañar que tenga más éxito la recreación de la Feria de Abril Sevillana que las gestas de los Bravo, Padilla y Maldonado.

 

Respecto a lo de la Feria del Libro en Soria “ referente y consolidada”, pues como lo de cambiar las Navidades al verano, por lo del calor, más que nada. Así que los libreros ( alguno) está que trina al ver el mercadillo pseudoartesanal que se ha montado en su lugar.

Hoy bien podría ser Miércoles de Ceniza. 

La deuda viva.

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17/4/13
José Ángel de Miguel Pérez
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Cuando lo comenté a los colegas, en la tarde del viernes, todos coincidieron en llamarme masoca. Es difícil de explicar, quizás por curiosidad, o quizás por morbo, el cómo pude sucumbir a la aleatoriedad del mando a distancia. Serían las diez de la noche cuando el zapping me llevó al encuentro con nuestra televisión local. Se estaba emitiendo la sesión plenaria del Ayuntamiento de Soria. En otras ocasiones hubiese pasado de largo antes de martirizarme con el monólogo del Señor Teniente Alcalde, pero en esta ocasión la cosa fue distinta. Fue el ver beber agua, de manera reiterada, al primer Teniente Alcalde lo que me hizo sospechar que en aquella retransmisión había algo especial. En un principio valoré la posibilidad de que nuestro  concejal padeciera de polidipsia. Lo descarté. A los pocos segundos lo descubrí, no era otra cosa que la “Deuda Viva”. Sin ton ni son recordé la célebre expresión de José Mota “ ¡el ansia viva!”.

 

Parece ser que los de la Oposición le habían tocado la fibra y le habían provocado cierto desasosiego, nada que no se paliase con unos tragos de agua. Después de varios minutos de escuchar lo “guapos que somos” y lo “ feos que son ustedes”, además de un montón de cifras y porcentajes, a la única conclusión que llegué es que el Ayuntamiento de Soria(o sea, nosotros) , estaba endeudado hasta las trancas y que lo de la “ Deuda Viva” se trataba de una deuda que no estaba muerta. Aparecieron más tipos de deuda, “adicional”, “ global”, acepciones que me trastocaron más si cabe hasta que se me apareció San Antipas, santo del día, y me aclaró que la “ Deuda Viva” es la deuda que tiene el Ayuntamiento con las entidades financieras. Total, más de veinte millones, ¿ Qué es eso para una entidad que es capaz de hacer dos macroparkings y la peatonalización del centro de la ciudad en menos de una legislatura? Lo curioso del asunto es que los Bancos siguen confiando.

El juego de la oca.

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10/4/13
José Ángel de Miguel Pérez
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“ De oca a oca y tiro por que me toca”. Eso es lo que deben pensar los naturales de Villar del Río al enterarse cómo uno de sus monumentos más emblemáticos, el puente de cinco vanos sobre el río Cidacos, va a ser derribado por la vía de urgencia por la Junta de Castilla y León. La razón de esta decisión tan perentoria estriba en la alarma social que ha causado la muerte de dos personas por el desprendimiento de un puente por la crecida del río Yeguas, a su paso por el término municipal de Fuencaliente, Ciudad Real. Cosas de la psicosis administrativa, valedora a ultranza de la doctrina de “ muerto el perro fuera la rabia” El caso es,  una vez más, la gran capacidad que tiene administración para tocar las pelotillas al personal, sobre todo en una zona, la de tierras altas, que últimamente, más si cabe, ha sufrido el ninguneo y la desconsideración de la administración autonómica con el tema del cierre del segundo ciclo de la Eso en San Pedro Manrique. 

 

Volviendo al puente, parece ser, según los informes de los técnicos, que está bastante perjudicado. La solución, contundente: derribarlo y construir uno nuevo, de un solo vano, enterrando, de paso, los siglos de historia de los cinco ojos de un “plumazo”. Lo curioso del asunto es que no hace ni un año que el puente fue asfaltado y maquillado, y en ese momento, claro, el río bajaba seco no se percataron del gran deterioro ¿ Cómo es posible que las administraciones sean tan irracionales y sólo se muevan a golpe de efecto, o a golpe de noticia? En estos casos nadie pone en  duda  la precariedad del inmueble, pero entiendo, dentro de mi condición de profano en el tema, que es más razonable restaurar el deterioro que derribar el puente, o incuso, en otro de los casos, construir el nuevo mamotreto, pero manteniendo el emblemático puente. El problema es que los dados los tiene la junta; la ficha ha caído en la casilla del puente y ya se sabe : “ de puente a puente y lo tiro por qué se lo lleva la corriente” . Vaticino, con este tema, un nuevo episodio de Fuenteovejuna. Al tiempo.

 

El del sombrero tirolés

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3/4/13
José Ángel de Miguel Pérez
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Con la Semana Santa los pueblos han renacido. Muchos de estos lugares, aunque muy a su pesar de algunos de sus vecinos, que les molesta hasta el aire que respiran,  están empezando a asumir como alternativa económica el turismo rural. Durante estas fechas, como digo, gentes llegadas de la metrópolis catan las mieles, aunque de soslayo, de lo que queda del mundo rural. Lo cierto es que son personajes muy pintorescos (obviamente no todos, incluso podríamos decir que la minoría) dados a reacciones sorprendentes  al comprobar que la leche que consumen es fruto del ordeño de una vaca, o cuando descubren que las cagarrutas de las ovejas no son huesos de aceitunas negras. El pasado Jueves Santo fui testigo de cómo un urbanita, disfrazado de Indiana Jones con sombrero tirolés, le preguntaba a un anciano lugareño cuál era el motivo de qué en el pueblo se comiera tanta aceituna negra. El abuelo se echó la boina hacia atrás, y con una sonrisa socarrona y mirada al cielo le contestó: “ a las ovejas, hijo, a las ovejas…” 

 

Lo cierto es que estas situaciones son menos frecuentes y las diferencias de costumbres entre el mundo rural y el medio urbano cada vez son menores. Es lógico que persistan comportamientos específicos en uno y en otro ámbito. Por qué, incluso, las mismas personas no nos comportamos igual en un sitio que en otro. El ejemplo lo podemos encontrar a la hora de “alternar”: mientras en una gran ciudad sería impensable afrontar una ronda de seis o siete consumiciones (el sablazo sería espectacular), en el pueblo es lo más normal del mundo ya que el coste de la consumición es más asequible, lo que obliga, por otro lado, a asumir el coste de una ronda cuando toca el reo. A buen seguro, en otros tiempos, el choque de culturas habría propiciado enfrentamientos totalmente desproporcionados y hasta cierto punto irracionales para la mentalidad de ahora, y probablemente el del sombrero tirolés hubiese acabado remojado en el pilón del pueblo.

El Tío Segundo.

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27/3/13
José Ángel de Miguel Pérez
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El Tío Segundo ya se encontraba en el pueblo. Sólo estaría una semana, desde el Domingo de Ramos, hasta el Lunes de Pascua. Después volvería a Bilbao a la paciente espera del verano. Siempre se había congratulado de tener la suerte de que a su único hijo y su nuera, una chicarrona de Caserío, funcionarios de prisiones los dos, les apasionase el pueblo. De esa manera, cualquier momento que tenían libre, era la excusa perfecta para regresar al terruño. El lugar de reunión en el pueblo era el poyo de la fragua, lugar orientado al carasol de mediodía y ubicado a la entrada del pueblo, convirtiéndose en el sitio estratégico para controlar las entradas y salidas del pueblo, además de ser un auténtico “senado” donde se hablaba y se alcahueteaba de todo. Fue allí donde el tío Segundo se enteró que hace unos días robaron en el bar del Pueblo y que a la señora Baltasara se le colaron hasta la cocina unos supuestos “inspectores del gas” con el ánimo de engatusarla a través del dudoso arte de la estafa. Gracias a que en ese momento pasaba  Julián, el cartero, a dejarle unas cartas del Banco. 

 

En cuanto lo vieron los mendas, éstos salieron por patas. Juraba el tío Segundo al escuchar las últimas noticias y al ver la inseguridad que sufrían sus paisanos en el despoblado. Las viejas propiedades quedaban al desamparo de los amigos de lo ajeno, que cada vez tenían más fácil pertrechar sus saqueos. Se acordaba de los años en los que en el pueblo había cuartelillo de la Benemérita. “¿ Dónde estarán los cepos que tenía para el lobo?” se preguntó. También se saludó con Damián, un mozo cincuentón, ahijado suyo y ganadero de vacuno. Este le comentó que tenía la intención, en quince días, de ir a Barcones, a ver si podía festejar con alguna chica de la caravana de mujeres, un acto parecido al Sorteo de novios que, en tiempos, se hacía en el pueblo. Recordó, el Tío Segundo, cuando compró la mula torda al secretario de Barcones en la Feria de Berlanga. Que buena salió. Al ver el panorama, sin venir a cuento dijo: “ Esta vela no la aguanta ni Dios, aunque estemos en Semana Santa”. 

Una de Administraciones, Públicas.

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20/3/13
José Ángel de Miguel Pérez
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“Y el profesor preguntó – Pablito, ¿ Quién es la Administración Pública? – A lo que el niño contestó-La Administración Pública es nuestra madre que está en los cielos, que premia a los buenos y castiga a los malos.”

No cabe duda que las Administraciones Públicas, en contra de lo que establecen sus propios mandamientos, están muy alejadas, por lo menos en su percepción, de los administrados a los que debe cobijo. En los tiempos que vivimos las administraciones públicas no pasan por tener buena prensa. La razón fundamental es que han dejado de estar ( si alguna vez lo han estado ) al servicio del ciudadano, convirtiéndose en  un instrumento  del poder establecido. De hecho, y eso lo dice la ley , y por tanto es legal, los distintos gobiernos, estatal, autonómico y local, dirigen sus respectivas administraciones, pero no para el beneficio del interés general, sino para salvaguarda de sus intereses generales, cosa bien distinta. 

No hay que pensar que a las administraciones se les exige mucho. Tan sólo se les exige “ cuatro” máximas que se resumen en lo siguiente:  que respeten la legalidad, que sirvan con objetividad a los intereses generales, que actúen de acuerdo a los principios de coordinación y cooperación, que sean cercanas a los ciudadanos y no los mareen con la flagrante burocracia, y sobre todo que sean eficaces y eficientes. Lo de la responsabilidad administrativa lo dejamos para otro día, al igual que el concepto de respeto debido a los ciudadanos. Ejemplos tenemos para parar un tren, pero ha sido la paralización de las obras del Banco de España la que ha copado en estos últimos días la sarta de incumplimientos que venimos sufriendo, argumentando, esta vez, una modificación del proyecto. Vamos, que no lo tienen claro. Esto debe ser lo que llaman eficacia y eficiencia de la administración. Mientras, no se les ocurra tirarse un pedo en la calle que la administración de turno les sancionará por atentar contra el medio ambiente, y el peso de su ínclito poder sancionador, en este caso, se les aplicará en todo su rigor.  

Otros tiempos, mismas motivaciones.

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13/3/13
José Ángel de Miguel Pérez
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29 de Junio de 1953, Lunes de Bailas, el vecindario de Soria, harto de los cambios, contra natura, que el Gobernador Civil pretendía imponer respecto a las Fiestas de San Juan, se armó de valor y se echó a la calle manifestándose al respecto. El susodicho, Luis López Pando, un militar con la vitola de duro, pretendía reconvertir las raciales fiestas de San Juan en una especie de juegos florales, organizando desfiles de carrozas, partidos de fútbol ( en el Viernes de Toros, coincidiendo con la novillada de la tarde se programó un partido contra un equipo alemán), teatro, gymkhanas, guiñoles…La gota que colmó el vaso fue la pretensión del Gobernador de suprimir los desfiles del día de La Compra y  la bajada y subida de Las Bailas. A todo esto, estas medidas se adoptaron con la connivencia del Ayuntamiento y de los Señores Jurados de Cuadrilla. El caso es que en la noche de ese Lunes de Bailas se armó una buena, teniendo la fuerza pública que actuar sin miramientos ante la actitud subversiva de los vecinos. Una cosa que no puede pasar por alto es que en esa época, la de la alpargata, manifestarse contra el poder imperante estaba totalmente prohibido. También la ocasión lo merecía: ¡ desvirtuar las sacro santas Fiestas de San Juan por un foráneo! ¡ Qué latrocinio!

 

El pasado domingo se convocó una manifestación, por diversos colectivos, contra el paro, por la regeneración democrática y de manera soslayada por la perdida de derechos que estamos viviendo, y en particular por el olvido y vilipendio que nuestra provincia viene sufriendo endémicamente. La respuesta a la convocatoria fue realmente escasa, a penas 600 personas. La gente se preguntaba ¿ dónde están los siete mil y pico de parados, los estudiantes que van a tener que emigrar, o los ciudadanos, en general, que ven como delante de sus narices , sus representantes, se parten de risa? Lo cierto es que estos hechos no tienen la trascendencia con los ocurridos hace sesenta años. Saquen sus conclusiones.