¡Agua va!
En 1904 se presentó ante el Ayuntamiento de Soria un informe, que redactó la Comisión de Salubridad y Salud, poniendo en conocimiento la relación tan estrecha que existía entre enfermedad y la falta de higiene. En ese informe se aseveraban hechos como: “ ... en casi todas las calles de Soria y en gran número de habitaciones de muchas casas, se nota un subidísimo y repugnante olor....” Eran tiempos en los que los retretes brillaban por su ausencia ( en 1928, sólo el 37 % de las casas en Soria tenían agua potable, cuando en la mayoría de las ciudades españolas esto estaba superado) y se practicaba lo del ¡ Agua va! , una advertencia que se hacía a los viandantes ante el peligro que suponía que aguas sucias , orines y otra inmundicias les cayese encima.
Hoy las cosas han cambiado, hay retretes y agua potable en todas las viviendas y lo de la salubridad pública está controlado. Pero también es cierto que hay algunas costumbres que en este sentido no están superadas por algunos vecinos que todavía piensan que la calle es un espacio de uso público similar a un estercolero. Es común, todavía, ver y sufrir como después de comer se sacude el mantel por la ventana ; se desempolva la mopa por el balcón; o se da de comer a gorriones y palomas con las sobras del almuerzo; puede, incluso, como ha sido mi caso, el haber sido bautizado con algún lapo o haber sufrido algún que otro intento de incineración como consecuencia de alguna colilla despistada. Sin ir más lejos, hace unos días, en la confluencia de la calle Estudios con la de Teatinos, un amigo presenció como de las alturas caía una bolsa de llena de basura que impactó en el suelo de la calle, quedando, ante el estupor de transeúntes, todo su contenido esparcido en el firme para regocijo de gatos y roedores. ¿ Se acuerdan de lo que cantaba Roberto Carlos, Yo quiero ser civilizado como los animales? Algunos todavía piensan que forman parte de una piara con derecho al uso incondicional de una cohorte. Por lo menos podrían avisar.