Hay que tener...
Al final, no es de extrañar que el ciudadano desconfíe de las Instituciones Públicas. Un síntoma más que denota que el Estado Democrático se encuentra enfermo de cierta gravedad. Todo ello se produce, principalmente, por intentar conjugar actuaciones que son incompatibles entre sí, circunstancia que nos llevaría a la quiebra del Estado Social. Cuando al ciudadano se le deja de lado para potenciar los intereses particulares siente que se le están riendo o que se le está estafando de la manera más vil. Muchas veces ni se da cuenta ya que el palabrerío y los juegos de prestidigitación política embaucan al ciudadano como el ascua a la sardina. Lo curioso en estos casos es que el único que parece que lo tiene claro desde el principio es el propio ciudadano, que ve como algunos proyectos son verdaderas idas de olla con difícil salida con las reglas de juego que imperan y que curiosamente los representantes de lo público, constantemente, están empecinados en saltarlas, bordearlas o simplemente comérselas a bocados. De estos “cuentos de lechera” la gente está harta y lo peor de todo es que cuando realmente aparezca un proyecto o una política eficaz que merezca la pena va a suceder como en el cuento de Pedro y el Lobo, que la ciudadanía se lo tome a risa. Normal. Ahí cerca tenemos los ejemplos de Madrid con el caso Eurovegas y Juegos Olímpicos, y en Aragón con los casinos y parques temáticos en los Monegros, escenarios típicos del Bienvenido Mister Marshall.
Aquí también hemos tenido nuestra dosis de chirigota con la sentencia del Tribunal Constitucional referente a la Ciudad del Medio Ambiente, un varapalo en toda regla a las instituciones básicas de la Comunidad Autónoma: A las Cortes por aprobar una ley que atentaba contra principios constitucionales, a la Junta por presentar un proyecto con el ánimo de blindarlo de los controles del derecho, y al Presidente por ser el cabeza visible del desaguisado. ¿ Ustedes creen qué se están dando mal rato? En absoluto. Ahora entramos en la fase de echar balones fuera, esconder la cabeza como las avestruces, o como la Sra Ruiz, que ha dicho que en el momento de aprobar la Ley ella no era Procuradora. Hay que tener……